El consumo energético es cada vez mayor y, en consecuencia, también lo es la necesidad de la infraestructura necesaria para transportar y distribuir la electricidad allí donde es demandada. Además, incluso en un escenario en el que el consumo no aumenta, el auge de las energías renovables también colabora al aumento de las necesidades de capacidad de transporte de la energía ya que, en algunas ocasiones, el recurso se integra de forma masiva utilizando redes de distribución, lo que supone la saturación de los recursos disponibles, como es el caso de la energía eólica en algunas zonas de Galicia que utilizan la red de distribución de 132 kV. La construcción de nuevas líneas es problemática, tanto por los costes económicos como por la contestación social, y es por esto que entra en escena la gestión dinámica de líneas, que permite explotar al conductor por encima de su capacidad estática dependiendo de las variables meteorológicas, principalmente del viento. Si se une esto a la generación eólica, se observa que este modelo de gestión puede ofrecernos más capacidad justo cuando es necesaria. Otra de las ventajas de este sistema está en el respaldo que ofrece frente a averías y tareas de mantenimiento de las líneas, ya que permite derivar la energía por líneas alternativas sin sobrecargarlas. Con el fin de aprovechar esta tecnología, la compañía Viesgo (entonces E.ON) lideró a partir de 2011 el proyecto “Dynelec" que tenía como objetivo la gestión dinámica de la ampacidad en su red de distribución. El objetivo de este TFM es la creación de un nuevo sistema de gestión de los datos meteorológicos que permita pasar del prototipo a una explotación eficiente.
