(c)Almudena Ramírez Bonilla
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el suicidio se ha convertido en un grave problema de salud pública en el mundo. Es un hecho confirmado que más hombres que mujeres consuman el suicidio, sin embargo, ellas cometen más actos autolesivos o tentativas de suicidio, sobre todo en la adolescencia y la juventud. A este hecho se le conoce como la paradoja del género. El origen de la conducta suicida es multifactorial, pero el 90% de los casos, en la mujer, están relacionados con trastornos depresivos. Otros factores como los intentos previos, la ideación suicida, los antecedentes familiares de conducta suicida, los rasgos de personalidad vulnerables (impulsividad, agresividad), junto con la violencia machista, un matrimonio infeliz, un embarazo no deseado u otras circunstancias estresantes de la vida, predisponen a cometer actos suicidas. Por el contrario, la maternidad, una elevada autoestima, los lazos familiares positivos o la posesión de habilidades sociales, actúan como factores protectores del acto suicida. La OMS es contundente respecto a la condición prevenible del suicidio y, amplía las intervenciones a la comunidad en general. Los objetivos de esta monografía son: analizar la conducta suicida desde una perspectiva de género e identificar los factores de riesgo y los factores protectores de la conducta suicida en la mujer, así como, describir las estrategias de intervención. Para la selección de la literatura se ha utilizado un criterio temporal, los últimos diez años, a excepción de algunas publicaciones anteriores que se han considerado de referencia en esta temática. El acceso a la literatura revisada, se ha realizado, a través de las palabras clave seleccionadas, que forman parte del DeCS, utilizando las siguientes plataformas y bases de datos: Pubmed. MEDLINE, Web of Knowledge, ISOC, Psicodoc, PsycInfo, Google Scholar y Google Académico. A modo de conclusión, podemos afirmar, que es fundamental entender las diferencias entre la conducta femenina y masculina, así como, conocer los factores protectores y de riesgo en la mujer, para, así, aplicar las estrategias adecuadas en su prevención y control.
