El consentimiento informado es algo más que un simple documento a firmar; llega a ser la culminación de la decisión autónoma del paciente. Ésta va a ser tomada de una forma libre y sin coacción, dejando atrás esa actitud paternalista en el binomio paciente-profesional sanitario. Todo lo anterior se encuentra íntimamente relacionado con esa evolución a lo largo de la historia del trato del profesional sanitario hacia el usuario, pasando de esa actitud paternalista, comentada anteriormente, a una horizontal. De todo ello se deriva una situación en la que, es el paciente quién va a tener la última palabra a la hora de decidir sobre qué hacer durante todo su proceso salud-enfermedad, pudiendo llegar a decidir qué tratamientos o procedimientos se pueden efectuar incluso cuando no se encuentre capacitado a expresar su voluntad por razones físicas o psíquicas, existiendo también la posibilidad de dejar por escrito el destino de su cuerpo, una vez haya fallecido. También es importante recalcar que el proceso legislativo, en materia sanitaria, se ha ido modificando en función de los cambios anteriores.
