Promoviendo la transformación de la sociedad, la escuela y la familia como agentes transmisores del género y sus estereotipos a supresores de los mismos.

Abstract

Actualmente se cree que las diferencias comportamentales entre hombres y mujeres tienen su origen en las diferencias biológicas naturales, es decir, el sexo, sin embargo, se obvia la influencia que ejerce la sociedad a través de la transmisión de una cultura determinada, es decir, el género. De esta manera, nuestros antepasados, para sobrevivir tomaron la decisión de repartirse el trabajo, siendo los hombres los que asumieron la tarea de cazar y defender al poblado a través de la lucha mientras las mujeres gestaban y criaban a la descendencia. Los hombres asumieron que debían ser fuertes, agresivos y no tener miedo ni compasión, mientras que las mujeres interiorizaron que debían ponerse en segundo plano, anteponiendo las necesidades y deseos del resto a los suyos propios. Así, la perpetuación de estos roles a lo largo del tiempo ha generado consecuencias negativas para ambos sexos. Por su parte, la necesidad de los hombres de afirmar su valía y su superioridad es la causante de las altas tasas de mortalidad por caídas accidentales, así como de la baja tolerancia a la frustración y al fracaso, lo cual se relaciona con el suicidio y con adicciones como el alcoholismo y la drogadicción. En las mujeres estos roles producen inseguridad y sumisión, lo cual está estrechamente relacionado con la violencia de género, la trata de mujeres y la prostitución, así como con la obsesión por la apariencia física que puede derivar en trastornos de la conducta alimentaria. Es por ello que este proyecto persigue demostrar que las diferencias entre hombres y mujeres, en su mayor parte tienen su origen en la transmisión de los roles asumidos por las sociedades pasadas que, a pesar de que entonces cumplían una función determinada, actualmente carecen de utilidad y, además, tienen graves repercusiones en la vida de los ciudadanos y ciudadanas. Así, busca identificar los modos en los que estos roles y estereotipos se transmiten actualmente y proponer una serie de pautas para erradicarlos dando lugar a que las sociedades futuras sean educadas en la libertad y la igualdad.

It is currently believed that behavioral differences between men and women have their origin in natural biological differences, that is, sex, however, the influence that society exerts through the transmission of a certain culture, that is, gender, is ignored. In this way, our ancestors, in order to survive, made the decision to share the work, with the men taking on the task of hunting and defending the village through struggle while the women gestated and raised the offspring. Men assumed that they should be strong, aggressive, and not afraid or compassionate, while women internalized that they should put themselves in the background, putting the needs and desires of others before their own. Thus, the perpetuation of these roles over time has generated negative consequences for both sexes. On the other hand, men's need to assert their worth and superiority is the cause of high mortality rates from accidental falls, as well as low tolerance for frustration and failure, which is related to suicide and addictions such as alcoholism and drug addiction. In women, these roles produce insecurity and submission, which is closely related to gender violence, trafficking in women and prostitution, as well as to the obsession with physical appearance that can lead to eating disorders. That is why this project seeks to demonstrate that the differences between men and women have their origin in the transmission of the roles assumed by past societies that, despite the fact that they fulfilled a certain function then, are currently useless and, in addition, have serious repercussions on the lives of citizens. Thus, it seeks to identify the ways in which these stereotypes are currently transmitted and propose a series of guidelines to eradicate them, leading to future societies being educated in freedom and equality.