El cambio climático ha adquirido una relevancia cada vez mayor en los últimos años,
posicionándose como una de las principales preocupaciones a nivel mundial y
representando uno de los mayores desafíos para la sostenibilidad global. Esta situación
ha resaltado la necesidad urgente de transitar hacia sistemas energéticos más limpios y
eficientes, reflejándose en la evolución de las políticas energéticas, donde se subraya la
transición necesaria desde los combustibles fósiles hacia fuentes de energía renovable y
menos intensivas en carbono (IPCC, 2022).
En este contexto, la Agenda 2030, un plan de acción global adoptado por todos los
Estados Miembros de las Naciones Unidas en 2015, se presenta como un marco integral
para abordar no solo los desafíos climáticos, sino también las desigualdades sociales y
económicas. Este plan, estructurado en 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS),
aborda desafíos globales como la pobreza, la desigualdad, el cambio climático, la
degradación ambiental, la paz y la justicia. Los ODS actúan como una hoja de ruta hacia
un futuro mejor, diseñados para ser alcanzados en el año 2030 y representan un
compromiso ético y operativo para todos los gobiernos y ciudadanos (Gobierno de
España, 2018).
Dentro de estos objetivos, el ODS 7 se centra específicamente en la energía y busca
garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna para todos.
Este objetivo reconoce que la energía es fundamental para casi todos los grandes
desafíos y oportunidades que enfrenta el mundo actualmente. Sus metas incluyen
asegurar el acceso universal a servicios energéticos asequibles, fiables y modernos,
aumentar considerablemente la proporción de energía renovable en el conjunto de
fuentes energéticas, y duplicar la tasa mundial de mejora de la eficiencia energética.
Además, se busca promover la cooperación internacional para facilitar el acceso a la
investigación y a tecnologías limpias de energía, y expandir la infraestructura necesaria
para el suministro de energía moderna y sostenible en los países en desarrollo,
especialmente en los menos adelantados (Naciones Unidas, 2023).
