La debilidad del régimen isabelino de mediados del siglo XIX suscitó en el gobierno de O’Donnell la idea de programar un itinerario de la reina por España. Isabel II visitó varias comunidades con la finalidad de acercar la Corona al pueblo y establecer contactos con las élites locales. De este modo, el viaje real se convirtió en una estrategia política impulsada desde varios medios como la prensa, la fotografía, la construcción de arquitecturas efímeras, nuevas infraestructuras e incluso la promoción de los establecimientos ligados al ocio – entre otros – que reforzasen su cometido: garantizar la lealtad y el amor de sus súbditos. En este trabajo se analizan dos visitas reales programadas con objetivos distintos. En el caso de Málaga se trata de un viaje oficial con un objetivo político, divulgado a través de la crónica redactada por Ramón Franquelo. En el segundo, el de Santander, se trata de una visita semioficial y de carácter lúdico, social y cultural, para la que no se dispone crónica, aunque promovió el origen del veraneo gracias a la elección de Santander por la Casa Real como residencia estival.
The weakness of the Elizabethan regime in the mid-19th century prompted O'Donnell's government to plan an itinerary of the Queen through Spain. Isabel II visited several communities to bring the Crown closer to the people and establish contacts with the local elites. Thus, the royal trip became a political strategy driven by various means such as the press, photography, the construction of ephemeral architecture, new infrastructures and even the promotion of establishments linked to leisure -among others- that reinforced her mission: to guarantee the loyalty and love of her subjects. This paper analyses two royal visits programmed with different objectives. In the case of Malaga, it is an official trip with a political objective, disclosed through the chronicle written by Ramón Franquelo. The second, Santander, was a semi-official visit of a recreational, social, and cultural nature, for which no chronicle is available, although it promoted the origin of the summer holiday thanks to the choice of Santander by the Royal Household as a summer residence.
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