ABSTRACT :
The relationship between sleep and quality of life has been widely studied, but the
results tended to be contradictory, and the subject tended to be affected by disease. In
this cross-section study, using the Cohorte Cantabria, constituted by around 8932
volunteers (in December of 2021) from Cantabria, Spain, we aim to study if there is any
correlation between sleep patterns and quality of life in a healthy population of adults
who are between 40 and 70 years old. Quality of life was measured using the SF-36
questionnaire and questions related to sleep habits were self-reported. Extreme sleep
durations (≤5 hours or ≥10 hours) have been both associated with lower scores and,
thus, worse quality of life, in all the variables studied. In this study, we also noticed the
existence of differences between sexes. In addition to sleep duration abnormalities,
taking sleep medication, having problems to fall asleep, awakening during the night, or
taking naps longer than 30 minutes were also associated with worse quality of life.
RESUMEN :
La relación entre el sueño y la calidad de vida ha sido ampliamente estudiada, pero
siempre con tendencia a obtener resultados contradictorios, con sujetos que padecían
alguna enfermedad de base. En este estudio transversal, haciendo uso de la cohorte
Cantabria, constituida por unos 8932 voluntarios de Cantabria (en diciembre de 2021),
España, nuestro objetivo es esclarecer si existe relación entre los patrones de sueño y
la calidad de vida en una población adulta sana (Individuos entre 40 y 70 años). La
calidad de vida se midió mediante el cuestionario SF-36 y los hábitos de sueño fueron
autorreferidos. Las duraciones extremas del sueño (≤5 horas or ≥10 horas) se han
relacionado con puntuaciones más bajas y, por tanto, con una peor calidad de vida en
todas las variables estudiadas. Así mismo, en este estudio también se observó una
diferencia entre sexos. Además de las alteraciones en la duración del sueño, tomar
medicación para dormir, tener problemas para conciliar el sueño, despertarse durante
2la noche o echarse siestas de más de 30 minutos también se relacionaron con una
peor calidad de vida.
