Impacto de la pandemia por Covid-19 en los trastornos de la conducta alimentaria

Abstract

Los trastornos alimentarios y de la ingestión de alimentos engloban aquellas alteraciones en la alimentación (o en el comportamiento relacionado con ella) que implican una modificación en el consumo o en la absorción de los alimentos, deteriorando consecuentemente la salud. Si bien su existencia se remonta siglos atrás, su prevalencia se ha visto ampliamente incremen-tada en los últimos años. La llegada de la pandemia por coronavirus ha contribuido a aumentar su incidencia, ocasionando además una mayor morbimortalidad asociada a la enfermedad. Por todo ello, surgen estudios que intentan estudiar los factores desencadenantes que pueden causarla, destacando la existencia de componentes individuales, familiares y ambientales, siendo este último el que ha cobrado más importancia durante el confinamiento. El tratamiento, habitualmente basado en una intervención nutricional, psicosocial, familiar e incluso farmacológica, se ha visto también condicionado por el contexto actual. La atención sanitaria presencial se ha relegado a un segundo plano frente al empleo de diferentes métodos a distancia con los que realizar las terapias. Se ha evidenciado una mayor sobrecarga en los progenitores en relación con el aumento de responsabilidades que han asumido. Además, se ha constatado la importancia del papel de la figura de enfermería en la adhesión terapéutica.

Feeding and eating disorders encompass disturbances in eating (or related behaviour) that involve a change in the consumption or absorption of food, thereby impairing health. Although their existence dates back centuries, their prevalence has increased dramatically in recent years. The advent of the coronavirus pandemic has contributed to an increase in its incidence, leading to increased morbidity and mortality associated with the disease. For all these reasons, studies are emerging that attempt to study the triggering factors that may cause it, highlighting the existence of individual, family and environmental components, the latter being the one that has become more important during confinement. Treatment, usually based on nutritional, psychosocial, family and even pharmacological inter-vention, has also been conditioned by the current context. Face-to-face health care has taken a back seat to the use of different remote methods of therapy. There has been evidence of a greater overload on parents in relation to the increased responsibilities they have taken on. In addition, the importance of the role of the nurse in therapeutic adherence has been noted.