Estudio de diversas soluciones energéticas desde la perspectiva de la tecnología para el desarrollo humano
Study of various energy solutions from the perspective of technology for human development
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Identificadores
URI: http://hdl.handle.net/10902/22081Registro completo
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Madrazo Liendo, MartaFecha
2021-06Director/es
Derechos
Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 España
Palabras clave
Energías renovables
Eficiencia energética
Cambio climático
Desarrollo humano
Desarrollo sostenible
Combustibles fósiles
Energías verdes
Energías limpias
Electricidad
Modelos energéticos
Países en vías de desarrollo
Proyectos
Energía
Emisiones
Efecto invernadero
Impacto
Medioambiental
Protocolo de Kyoto
Mecanismos de desarrollo limpio
Renewable energies
Energy efficiency
Climate change
Human development
Sustainable development
Fossil fuels
Green energies
Clean energies
Electricity
Energy models
Developing countries
Projects
Energy
Emissions
Greenhouse effect
Impact
Environmental
Kyoto protocol
Clean development mechanisms
Resumen/Abstract
RESUMEN:
En la actualidad, tanto los países industrializados como los países en vías de desarrollo
dependen mayoritariamente de los combustibles fósiles para hacer frente a sus
necesidades energéticas.
El pasado diciembre se publicó el Informe sobre la Brecha de Producción 2020, realizado
por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el Instituto
Ambiental de Estocolmo (SEI), el Instituto Internacional para el Desarrollo Sostenible
(IISD) y el Instituto de Desarrollo de Ultramar, E3G.
El informe “Production Gap Report” pacta la producción de carbón, petróleo y gas de
los gobiernos, con los objetivos marcados según el Acuerdo de París.
Dada la situación mundial por la pandemia Covid-19, se han visto reducidos tanto el
consumo como la producción de combustibles fósiles de manera sin precedentes, pero
estos datos no nos deben dejar tranquilos ya que los gobiernos del G20 han destinado más
de 230.000 millones de dólares en sus economías, asumiendo un aumento de la deuda, e
incluso cambiando las regulaciones ambientales como respuesta y recuperación de las
consecuencias sociales y económicas de la pandemia.
Dichas decisiones de impulso y rescate de los gobiernos modelarán nuestro futuro
climático; podrían retornar las conductas pre-Covid lo que supondrían importantes
alteraciones climáticas o en cambio promover las bases para una transformación a largo
plazo, justa y equitativa de los combustibles fósiles.
“Este informe muestra sin lugar a duda que la producción y el uso de carbón, petróleo y
gas deben disminuir rápidamente si queremos lograr los objetivos del Acuerdo de París
sobre el cambio climático. Esto es vital para garantizar un futuro climático seguro y
economías sólidas y sostenibles para todos los países, incluidos los más afectados por el
cambio del gris al verde. Los gobiernos deben trabajar para diversificar sus economías y
apoyar a los trabajadores, a través de planes de recuperación de la COVID-19 que no
mantengan las rutas insostenibles de los combustibles fósiles, sino que compartan los
beneficios de las recuperaciones ecológicas y sostenibles. Podemos y debemos
recuperarnos mejor juntos”. – Secretario General de Naciones Unidas, António Guterres.
En el año 2010 había en el mundo 1200 millones de personas sin acceso a la energía
moderna reduciéndose hasta 789 millones en 2018, conforme a las políticas anteriores al
inicio del Covid, se prevé que 620 millones de habitantes del planeta continuarán sin
acceso a electricidad en el año 2030 y que el 85% de ellos habitarán en el continente
africano, al sur del Sahara.
Según el último informe publicado que analiza el seguimiento del Objetivo de Desarrollo
Sostenible 7 (ODS 7) afirma que para el año 2030 no se podrá garantizar de manera
mundial el acceso a una energía asequible, confiable, sostenible y moderna.
En dicho informe figura un nuevo indicador el 7.A.1, que estudia los movimientos
económicos internacionales enfocados hacia los países en vías de desarrollo para ayudar
al estudio y el progreso de energías limpias y la producción de energía renovable.
Desde 2010 se han doblado las corrientes totales, sin embargo, tan sólo el 12% se destinó
a los países menos desarrollados, que son los que presentan mayor dificultad para alcanzar
las metas establecidas.
Por todo lo anterior, la energía es uno de los desafíos fundamentales que apremian
actualmente en el mundo. Como solución con mayor potencial se presentan los proyectos
centrados en los recursos renovables y la eficiencia energética.
Estas iniciativas pueden ser los cimientos para los modelos energéticos de los países en
vías en desarrollo de cara a ampliar el acceso de la energía al pueblo. Ahora bien, es en
estos países donde de manera tradicional la introducción de dichas tecnologías es más
complicada, ya que se evidencia un importante número de proyectos que no aportan el
crecimiento deseado.
Esta falta de éxito se basa en una metodología errónea ya que el diseño de los proyectos
se realiza de manera global y no ponen el foco en el desarrollo de las personas sino en
otros intereses como son los económicos o comerciales.
ABSTRACT:
At present, both industrialised and developing countries are largely dependent on fossil
fuels for their energy needs.
Last December, the Production Gap 2020 Report, produced by the United Nations
Environment Programme (UNEP), the Stockholm Environment Institute (SEI), the
International Institute for Sustainable Development (IISD) and the Overseas
Development Institute, E3G, was released.
The “Production Gap Report” deals with the production of coal, oil and gas by
governments, with the objectives set out in the Paris Agreement.
Given the global situation caused by the Covid-19 pandemic, both the consumption and
production of fossil fuels have been reduced to an unprecedented extent, but these figures
should not leave us alone, as the G20 governments have committed more than $230
billion to their economies, assuming an increase in debt, and even changing
environmental regulations in response to and recovery from the social and economic
consequences of the pandemic.
Such push-and-rescue decisions by governments will shape our climate future; they could
return to pre-Covid behaviors, which would imply significant climate alterations, or
instead promote the basis for a long-term, fair and equitable transformation of fossil fuels.
“This report clearly shows that the production and use of coal, oil and gas must decrease
rapidly if we are to achieve the objectives of the Paris Agreement on climate change. This
is vital to ensure a secure climate future and strong and sustainable economies for all
countries, including those most affected by the shift from grey to green. Governments
must work to diversify their economies and support workers, through COVID-19
recovery plans that do not maintain unsustainable fossil fuel routes, but share the benefits
of ecological and sustainable recoveries. We can and must recover better together.”
Secretary General of the United Nations, António Guterres.
In 2010, there were 1.2 billion people in the world without access to modern energy,
decreasing to 789 million by 2018, according to policies prior to the start of Covid, it is
expected that 620 million people will remain without access to electricity by 2030 and
that 85% of them will live on the African continent, sub-Saharan Africa.
According to the latest published report analysing the follow-up to Sustainable
Development Goal 7 (SDG 7), it states that access to affordable, reliable, sustainable and
modern energy will not be guaranteed globally by 2030.
This report includes a new indicator, 7. A. 1, which looks at international economic
movements focused on developing countries to help the study and progress of clean
energy and renewable energy production.
Total flows had doubled since 2010, but only 12 per cent had gone to the least developed
countries, which had the greatest difficulty in meeting the targets.
For all these reasons, energy is one of the most pressing challenges facing the world today.
Projects focusing on renewable resources and energy efficiency are presented as solutions
with the greatest potential.
These initiatives can be the foundation for developing countries' energy models to
increase access to energy for the people. However, it is in these countries that the
introduction of such technologies is traditionally more difficult, as there are a large
number of projects that do not bring about the desired growth.
This lack of success is based on an erroneous methodology since the design of the projects
is carried out globally and does not focus on the development of the people but on other
interests such as economic or commercial ones.