Actualmente el coche eléctrico no supone una mejora significativa en relación con el coche convencional para el consumidor, los inconvenientes y ventajas que trae se anulan entre sí, sin embargo el sector automovilístico está marcando un claro rumbo hacia los vehículos eléctricos que supondrá un aumento en el desarrollo de nuevas tecnologías que irán resolviendo los problemas que estos poseen. A largo plazo, la mejora de las baterías, por ejemplo, irán aumentando la autonomía del coche eléctrico y la aparición de numerosos planes para el impulso de la movilidad eléctrica supondrán la instalación de mas puntos de recarga que reducirán la inconveniencia que supone una escasa red de puntos de recarga que actualmente sufre el vehículo eléctrico.
En cuanto a proteger el medio ambiente se refiere, el coche eléctrico es la mejor alternativa a los vehículos de combustión, siempre y cuando en paralelo a la incorporación de los vehículos eléctricos, se construyan plantas de generación eléctrica de fuentes renovables que sustituyan a las termoeléctricas actuales y no estemos simplemente moviendo la fuente de polución del tubo de escape a la chimenea de una planta de carbón.
Por último, tener en cuenta el impacto que la implantación del coche eléctrico supondrá en la red eléctrica, la cual incluso teniendo en cuenta modelos de recarga inteligentes se verá obligada a aumentar la potencia máxima producida, lo que supondrá un desembolso de capital muy alto para poder acomodar a la red a dicho incremento de demanda.
