Come bien y muévete, crecerás sano

Abstract

En las últimas décadas se ha evidenciado en la población infantil y juvenil la adopción de hábitos alimentarios incorrectos y de un estilo de vida sedentario, originando en consecuencia una alta prevalencia de obesidad, enfermedad crónica, compleja y multifactorial, que suele iniciarse en estas primeras etapas de la vida y que constituye un importante problema de Salud Pública por sus graves consecuencias sociales, económicas y sanitarias. Se trata, a día de hoy, de la patología nutricional de mayor prevalencia en el mundo desarrollado y se desconoce, de continuar esta tendencia, el alcance que va a tener en los denominados países emergentes. En el año 2000, la OMS hizo un reconocimiento explicito de la obesidad como la epidemia del siglo XXI (1) por sus dimensiones, costes e impacto sobre la morbilidad, siendo la primera vez que se le concede esta categoría de epidemia a un proceso no infeccioso . Dos años más tarde la propia OMS en “el Informe sobre la Salud en el Mundo 2002” volvía a incidir en el hecho de que unos pocos factores de riesgo son los responsables de la mayor parte de la morbi-mortalidad asociada a las enfermedades no transmisibles (2). En ellos se incluían: la hipertensión arterial, la hipercolesterolemia, la obesidad, el escaso consumo de frutas y hortalizas, la falta de actividad física y el tabaco. De estos factores de riesgo, cinco están relacionados con la mala alimentación y la falta de actividad física (3).

Constituye además un problema social con graves consecuencias en la época infantil y adulta, que origina un elevado consumo de recursos sanitarios y un tremendo gasto económico. (4). En nuestro país, el coste de esta enfermedad y sus patologías asociadas representa, según el estudio DELPHI, casi el 7% del gasto sanitario, unos 2.500 millones de euros anuales. (5)

Se piensa que la incidencia creciente de la obesidad y de las múltiples comorbilidades que la acompañan va a llevar a la generación actual de niños a ser la primera que tenga una expectativa de vida menor que la de sus padres pese al desarrollo tecnológico y médico. (6)