@misc{10902/13490, year = {2018}, month = {1}, url = {http://hdl.handle.net/10902/13490}, abstract = {RESUMEN Existe una gran variedad de definiciones para el término de “emoción”, que dependen de las épocas históricas vividas o del ámbito del trabajo desde el que proceden (fisiológico, psicológico, etc.). Lo que sí se puede tener claro es que son respuestas de nuestro cuerpo y nuestro cerebro a estímulos externos procedentes de distintas situaciones vividas. Atendiendo a algunas de sus características, pueden ser clasificadas en dos grupos principales: emociones positivas, relacionadas con el disfrute, el bienestar y el logro de objetivos; y emociones negativas, que tienen que ver con pérdidas, amenazas o desmotivación por no alcanzar metas. Para tener un mayor bienestar y, por lo tanto, más calidad de vida, debemos reconocer y manejar las diferentes emociones, es decir, tenemos que ser emocionalmente inteligentes. Es fundamental trabajar estas habilidades desde edades tempranas en las escuelas, con el objetivo de formar alumnos resilientes, que puedan enfrentarse a las adversidades saliendo fortalecidos de situaciones difíciles, construyendo así su propia personalidad en base a la propia superación. Esta enseñanza no tiene por qué incluirse en una asignatura o disciplina en concreto: lengua, historia, ciencias…, pero en este trabajo se opta por una propuesta didáctica basada en el arte como medio de trabajo para la educación emocional. Dicha propuesta se centra en la tristeza, una emoción negativa que, si no se conoce y, por lo tanto, no se maneja o se regula adecuadamente, puede causar problemas de desadaptación o depresión, entre otras muchas consecuencias. Las actividades propuestas para trabajar esta emoción incluyen tanto elementos relacionados con el arte (cuadros, álbumes ilustrados o creaciones de los propios alumnos) como con la comunicación y la convivencia en el aula (clima de confianza, diálogo, empatía).}, abstract = {ABSTRACT There are many definitions about “emotion”, because they depend on the history and the work area from which they come (physiological, psychological…). At the end, it can be known that emotions are answers of our body and our brain to external stimulus of different situations that we live. Attending to some characteristics, they can be classified in two principal groups: positive emotions, related to enjoyment, well-being and the achievement of goals; and negative emotions, related to losses, threats and not achieving goals. To have more well-being and more quality of life, we must recognize and learn to handle the different emotions: we have to be emotionally inteligent. It’s important to work these skills at school, to produce resilient pupils that could fight against adversities and be stronger after these situations. They will build their personality according to their overcoming. Emotional education can be included in many subjects: language, history, science… But in this case, the didactic proposal uses art as a way of working about emotions. This proposal focuses on sadness, a negative emotion that, if we don’t handle it correctly, it can cause many problems of adaptation or depression, for example. Proposed activities to work about this emotion included things related to art (paintings, ilustrated books or drawings) and things related to comunication and coexistence (confidence, dialogue and empathy).}, title = {Emociones y arte. Una propuesta didáctica sobre la tristeza}, author = {Villar González, Johana}, }